Fe e incidencia social en Chile
Fe e incidencia social
en Chile -
¿Cómo
nuestra fe evangélica incide en el ámbito público? Cuando hago esta pregunta,
no me refiero a esa incidencia pietista ultramundana que se reduce a la
práctica de las disciplinas espirituales comunes (oraciones, lectura bíblica u
asistencia a las reuniones eclesiásticas), tampoco al comportamiento externo
desarrollado en nuestro entorno, y que por lo general se limita a las preguntas:
¿estoy predicando (oralmente) el evangelio? ¿Cómo es mi testimonio de vida
personal?... Y ese tipo de cuestiones bastante comunes y repetitivas en
nuestras temáticas y conferencias comunes. No digo, que no tengan relevancia,
pero, debemos avanzar en tal forma rudimentaria e individualista de considerar
el impacto o incidencia evangélica en el área pública.
Por
una parte, podemos ver que ciertos grupos conservadores (que por lo demás son
representativos de un sentir generalizado dentro del protestantismo evangélico),
tienen actualmente una incidencia pública significativa o al menos llamativa,
reflejada en militantes evangélicos que trabajan en el área pública mediante
sus labores políticas. Éstos han reflejado férrea oposición a ciertas temáticas
que ya conocemos: contra la despenalización del aborto, contra el matrimonio
igualitario y la adopción homoparental, y contra cualquier discusión de índole
sexual que no sea acorde a sus valores. Tales temáticas han sido sus banderas
de lucha y forman parte de su discurso político para por medio de ello convencer
a sus adherentes a sumarse a sus candidaturas. Sin perjuicio de ello utilizando
incluso de templos evangélicos para realizar sus campañas políticas.
Este
tipo de incidencia, es bastante reducido en cuanto a su visión de la fe
evangélica, pero, también válido en el sentido de que, para bien o mal,
reflejan el sentir generalizado del pueblo evangélico, mayormente de tendencia
conservadora y moralista.
Algunas
problemáticas que han generado éstos servidores públicos, se subdividen en dos
ámbitos: el primero referente a la apreciación pública que la sociedad forma de
ellos, y en consecuencia de todo el mundo evangélico. Y el segundo, es el
descontento producido en otros sectores evangélicos más ligados a los sectores
progresistas, que niegan la representatividad que tales se adjudican de la
totalidad del pueblo evangélico.
Tocando
el primer ámbito referente a la incidencia de estos políticos evangélicos en la
apreciación de la sociedad, observamos que las apariciones dentro de los medios
de comunicación de tales personajes generan un rechazo generalizado en la
población. La apreciación que de ellos se tiene es una imagen de intolerancia, inconsistencia
y fanatismo religioso.
Por
otra parte, el mundo evangélico, al no ser un conglomerado homogéneo, se ve
pasado a llevar en aquellos grupos protestantes, que rechazan el discurso
representativo que se auto adjudican estos políticos evangélicos, pues, por
causa de ellos, se estigmatiza a quienes no son simpatizantes de sus discursos
ideológicos conservadores.
La
derecha política se debe de sentir ganadora y orgullosa al lograr que los
evangélicos (enemigos clásicos del catolicismo romano conservador), ahora les
sean un brazo a utilizar para conglomerar a más adherentes a su sector
político. ¡Es el triunfo burgués!
¿Dónde
queda la incidencia de tales políticos evangélicos en las estructuras económicas
desiguales de nuestro país? ¿Dónde su protesta a las injusticias
institucionales, a la corrupción y a la privatización de derechos fundamentales
de la sociedad? ¿Dónde su preocupación de la instrumentalización de los estamentos
públicos en beneficio del empresariado? ¿Dónde su preocupación de los problemas
ambientales que aquejan nuestros territorios? ¿Dónde su adherencia a las causas
sociales comunes?...
Sus
discursos son reduccionarios al ámbito moral sexual, y ajenos a una visión más
integral de la fe evangélica.
Por
ello, es necesario entablar una reflexión crítica desde dentro de nuestras
comunidades de fe. Tomando partido por una visión más amplia de la incidencia
política evangélica en la sociedad. Y para ello es necesario concientizar al
mundo evangélico común (de nuestras poblaciones) de la integralidad del Evangelio.
Sin quererlo, estos grupos conservadores, nos han abierto la puerta para entrar
en la participación activa de la política y la incidencia pública. Pues han
derribado en cierta forma, el viejo estigma de que el evangélico “no se mete en
política”. En ello, nos han allanado el camino, para avanzar en el mover al
mundo evangélico, a una militancia eficaz de nuestra común fe, de manera más
integral y crítica a las estructuras socio-económicas y culturales que modelan
nuestra sociedad y que la tienen sumida en la opresión, segregación y
desigualdad.
Lineamientos
generales a aplicar
El
desarrollo es progresivo, y es necesario comenzarlo desde la concientización de
una visión más integral de la fe evangélica.
Para
ello se han de desarrollar algunos pasos generales:
- · Centralidad del Evangelio de Jesús como punto hermenéutico y reflexivo.
- · Desarrollo de una teología y enseñanza integral y contextual en nuestras comunidades de base. (Misión Integral)
- · Educación y concientización continua y permanente a las comunidades de la visión integral del Evangelio.
- · Promover mediante la teología de la misión integral, una práctica concreta de servicio a necesidades básicas del entorno social.
- · Insistir mediante esta educación, en un asistencialismo a los grupos sociales en situación de vulnerabilidad.
- · Concientización de profundizar en las problemáticas estructurales socio-económicas y culturales, que manifiestan las prácticas asistencialistas que han de mostrarse como insuficientes para paliar los problemas de fondo de vulnerabilidad social.
- · Desarrollo de una teología de la liberación en nuestras comunidades de base.
- · Aplicación de método hermenéutico: "Reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la Palabra".
- · Incidencia política liberadora e integral mediante el mover colectivo del pueblo evangélico a la participación social en sus diferentes ámbitos.
Estos
lineamientos han de marcar la pauta a seguir si queremos como pueblo evangélico
tener una incidencia seria en el ámbito social que promueva la liberación integral del Evangelio a nuestra sociedad, y también librarnos del recalcitrante fundamentalismo
imperante. No tenemos nada que perder, salvo estas cadenas, tenemos un mundo
por ganar.
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